El día 11 de julio, los fascistas valencianos asaltaron el local de Unión Radio de Valencia. Después de haber cortado los hilos del teléfono, para operar con más tranquilidad, radiaron el siguiente comunicado:
«Unión Radio… Valencia. En estos momentos Falange ocupa militarmente el estudio de Unión Radio. ¡Arriba el corazón! Dentro de unos días la revolución sindicalista estará en la calle. Aprovechamos esta ocasión para saludar a todos los españoles y particularmente a nuestros correligionarios.»
¿Qué hicieron las autoridades ante esto que era un aviso y una alarmante demostración de la audacia y de los propósitos de los fascistas?
Simplemente radiar varias veces el himno de Riego y una alocución del gobernador de Valencia.
Lo que no hicieron las autoridades, en parte y a su manera lo hizo el pueblo. El Casino Central de la Derecha Regional Valenciana fue asaltado por las masas, que le prendieron fuego, e impidieron que los bomberos actuasen para sofocarlo.
Una enorme multitud se dirigió a la redacción del periódico monárquico La Voz Valenciana con el propósito de hacer allí lo mismo que habían hecho en el Casino de las Derechas, pero la policía lo impidió.
Más tarde, el restaurante Vodka, lugar donde se reunían los señoritos falangistas, fue ocupado por los obreros y destrozados todos los enseres.
La policía detuvo a algunos falangistas sospechosos de ser los autores del asalto a la Radio.
En algunas barriadas de las afueras de la capital valenciana, fueron incendiados círculos y casinos derechistas, resultando algunas personas heridas.
La respuesta que el pueblo daba a las provocaciones falangistas era un anuncio de lo que días más tarde iba a ocurrir frente a la sublevación de los militares felones.