Manuel Vázquez Montalbán acabó de escribir Galíndez en el verano de 1989. Dos años después le concedieron el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Literario Europeo.
Cuando Vázquez Montalbán se murió tenía 64 años. Estaba en el aeropuerto de Bangkok y era el año 2003. Dicen de él que -junto al siciliano Sciascia- fue el escritor que mejor supo introducir la política en el género negro.
No fue todo gloria en el exilio republicano. Jesús de Galíndez es prueba de ello. Al acabar la guerra civil llegó a República Dominicana y ejerció de representante del gobierno vasco, pero su posición ante la dictadura del general Rafael Leónidas Trujillo evolucionó de la gratitud a la frialdad, y de ahí a la repugnancia, trasladándose finalmente a Nueva York para emplearse como profesor de derecho.
Eran tiempos de guerra fría y la CIA necesitaba agentes. No les fue difícil imaginar qué tipo de promesas podían hacer a un partido católico de derechas como el PNV. Galíndez colaboró con los servicios secretos estadounidenses pasando información sobre los miembros del Partido Comunista de España refugiados en el país. Los norteamericanos le dijeron que armarían un ejército de gudaris y que les ayudarían a invadir Euskadi, pero mientras tanto presionaban para que la ONU aceptara el régimen de Franco y firmaban acuerdos de colaboración para establecer sus bases militares en España.
Cuando Galíndez acabó sus estudios de filosofía redactó una tesis doctoral sobre la dictadura dominicana. Se titulaba «La era de Trujillo«. Al dictador no le gustó. Dicen que en el asesinato de Jesús Galíndez intervinieron treinta y seis personas.

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