PARIS

Se busca a una joven, Dora Bruder, de 15 años, 1,55 m, rostro ovalado, ojos gris-marrón, abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos sport marrón. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París.

(…)

La madre de Dora, Cécile Bruder, fue detenida el 16 de julio de 1942, el día de la gran redada, e internada en Drancy. Se encontró con su marido durante algunos días, mientras su hija permanecía en Tourelles. Cécile Bruder fue liberada de Drancy el 23 de julio, sin duda porque había nacido en Budapest y las autoridades aún no habían dado orden de deportar a los judíos originarios de Hungría.

¿Le dio tiempo a visitar a Dora en Tourelles algún jueves o domingo de aquel verano de 1942? Fue de nuevo internada en el campo de Drancy el 9 de enero de 1943 y partió en el convoy del 11 de febrero para Auschwitz, cinco meses después que su marido y su hija.

El sábado 19 de septiembre, al día siguiente de la partida de Dora y de su padre, las autoridades de ocupación impusieron el toque de queda en represalia por un atentado cometido en el cine Rex. Nadie podía salir de casa desde las tres de la tarde hasta la mañana del día siguiente. La ciudad estaba desierta como para subrayar la ausencia de Dora.

Más tarde, el París en el que he intentado encontrar su pista se ha quedado tan desierto y silencioso como aquel día. Transito a través de las calles vacías. Para mí lo están, incluso al terminar la tarde, a la hora de los embotellamientos, cuando la gente se apresura para llegar a las bocas de metro. No puedo dejar de pensar en la joven y sentir un eco de su presencia en ciertos barrios. La otra noche, en la estación del Norte.

Nunca sabré cómo pasaba los días, dónde se escondía, en compañía de quién estuvo durante los primeros meses de su primera fuga y durante las semanas de primavera en que se escapó de nuevo. Es su secreto. Un modesto y precioso secreto que los verdugos, las ordenanzas, las autoridades llamadas de ocupación, la prisión preventiva, la Historia, el tiempo -todo lo que nos ensucia y destruye- no pudieron robarle.

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