Recuerdo que se hizo un mitin de la CNT en Valencia, en la plaza de toros, y aquello estuvo a tope. Cuando se murió Franco, y fui yo, de Llíria fuimos unos cuantos, pero dije: «Estos no son los nuestros, estos no han luchado». Yo me acuerdo que algunos venían con banderas y venían con banderas con calaveras y dije: «Esto no es lo nuestro». Ahora, que me emocioné. Me emocioné cuando oí cantar, cuando allí a coro oí cantar los himnos, me emocioné hasta que lloré. Pero sabía que aquello no podía ser, ese anarquismo no había sufrido, ese anarquismo no había sido perseguido, ese anarquismo no había discutido entre los sindicatos, en los puestos de trabajo, no. Los chavales esos de los años 70 yo los veo muy mal. Los veo en un afán de egoísmo, en un afán de gozar, gozar y gozar. En un afán de indiferencia de todo lo que sea moral, sana conducta, sana convivencia y esto no se hace. Recuerdo que a los pocos días de acabar con el franquismo aquí en Llíria pues veo que un día me veo plantada una bandera bicolor, roja y negra, en la plaza de los carlistas. Ahí estaba el grupo de motoclub. Y yo al ver esto dije: «Xe, voy a entrar aquí a ver esto lo que es». Y subo allá y veo que estaban en plena asamblea. Vi a la inmensa mayoría sentados por el suelo, desgreñados, fumando y muchos fumando porros. «¿Y vosotros sois la CNT? ¿Esto es la CNT de ahora? ¿Quién os ha mandado a vosotros poneros una bandera? ¿Sabéis esto lo que es? Si tenéis que lavaros la boca y la lengua en salfuman para pronunciar la palabra CNT o para pronunciar la palabra anarquismo para no mancharla». Y en fin, me fui de allí.