Segunda entrega de la serie Episodios de una guerra interminable, Inés y la alegría es una novela como la copa de un pino. ¿Qué queréis que os diga? A mí me ha encantado. Leí en su momento El lector de Julio Verne, y ya me va apeteciendo echarme a las gafas Las tres bodas de Manolita. ¿Que por qué no lo he hecho? Pues porque en una entrevista escrita, hablaba Almudena de cuando la emprendió con los Episodios de Galdós, y yo, que sólo he leído algunos, me dije pues mira, ahora es la mía.
En la reseña de Manuel Chaves Nogales hablábamos de los que se salieron de la guerra antes de tiempo. En la de Almudena Grandes tenemos que hablar de los que nunca se rindieron, de la gente del PCE que luchó más allá de lo que a nadie era exigible, de cuando tuvieron los santos cojones de invadirle a Franco el valle Arán para decir al mundo que en España las cosas no habían acabado todavía. La novela es la historia de Inés, la cocinera del mejor restaurante español en Francia, y de Entiendes y de todos y todas las que formaban aquel grupo tan especial de emigrantes españoles que se hicieron mayores entre fogones y que al final, cuando ya no había dictadura, volvieron a Madrid para hacerse una foto en la Gran Vía. Recuerdo que días después de terminar la lectura visité la capital con mi familia, y que cuando pasamos por delante del Capitol me quedé mirando los escalones de la entrada y me los imaginé a todos, ya ancianitos pero tan vivos como siempre, dispuestos a seguir pisando fuerte con la verdad por delante.
No sé cómo lo hace, pero cuando Almudena escribe sobre ellos, hace que me sienta en familia.

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