«Hombre minucioso, calculador, les enseñó un mapa de la provincia de Guipúzcoa. Sobre el papel, con el dedo índice, trazó un círculo.
-Esa es vuestra zona. Aquí, lo que queráis. Policías, guardias civiles, ertzainas, lo que se os ponga por delante. Hay que golpear con fuerza hasta que el Estado se siente a negociar.
Joxe Mari, lo primero que vio es que su pueblo estaba dentro del círculo señalado por Pakito, lo que no le pareció ni bien ni mal. La referencia principal era el río Oria de Villabona para abajo. Y así se llamarían: comando Oria, integrado por tres miembros. El tercero, Txopo, los estaba esperando en un piso de alquiler.
– En Donostia no tenéis que actuar para nada. Ahí no os metáis. Ahí están otros. Pero dentro de esta zona -señaló de nuevo en el mapa- sois los amos. Ahí podéis hacer todo el daño que queráis.
Entregó a continuación una Browning a cada uno, así como cargadores y balas. También documentación falsa, una bolsa de plástico con dinero y por último una bolsa más grande con explosivos, cordón detonante y diversos componentes para confeccionar bombas.
– Vosotros mismos os marcáis los objetivos en la zona que os corresponde, ¿eh? Y dad caña. Que no os tiemble la mano.»