La federación es un sistema por el cual los diversos grupos humanos, sin perder su autonomía en lo que les es peculiar y propio, se asocian y se subordinan al conjunto de los de su especie para todos los fines que les son comunes.

En la historia de los pueblos de España lo constante ha sido siempre la tendencia al aislamiento y la independencia de los pueblos, siendo la unión resultado siempre de la fuerza y la opresión. La guerra de la independencia muestra esa acción espontánea y autónoma de los pueblos, pero también el deseo de que esa acción autónoma contara con un lazo de unión no impuesto por nadie. Reinos que fueron por mucho tiempo independientes y se unieron bajo la condición de que se les respetase su autonomía, es natural que tiendan siempre que puedan a recobrarla y quieran en el gobierno central un poder que se la garantice al paso que dirija sus comunes intereses.

El dominio absolutista no ha consolidado ni el orden ni la paz, ni menos aún la libertad. El descuartizamiento de los antiguos pueblos ha conducido a una serie infinita de revoluciones y reacción. La incapacidad de reconocer que la diversas condiciones de vida exigen en los pueblos diversidad de instituciones ha convertido al régimen unitario en España en perturbador y tiránico.

Para que haya federación es indispensable que los que la celebren tengan capacidad para obligarse y sean por lo tanto libres, es decir, sui juris. No es el estado central el que crea la federación, sino los pueblos libres, que siguen siéndolo en su seno.

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