El trabajo que la profesora Isabel Burdiel ha dedicado a la reina de España Isabel II ha obtenido el Premio Nacional de Ensayo, y no diré yo que le falten méritos. Ahora bien, el morlaco, de unas mil páginas, es de los que hay que merendar dos veces antes de torearlo.
Con el capote no estuve mal: entré con ganas, por chicuelinas, con ilusión y ganas de agradar, pero como dice aquel, todas las cosas tienen un medio y dos extremos, y a veces no es igual que en ocasiones.
La prosa que gasta la obra, de admirable minuciosidad, fluctúa entre lo académico y lo narrativo, y muestra la profunda capacidad de análisis de la profesora Burdiel, pero qué queréis que os diga: a mí se me hizo bola, y sin poder evitarlo, la vista se me fue escapando al montón de hojas que quedaban a mano derecha según se lee.
Malo, me dije mientras me limpiaba el sudor del cuello, esto va a ser que no…, y entonces pensé en lo que pasaría si, en vez de empuñar la muleta, me destocaba la cabeza y pedía el indulto para el astado. Eso fue, amigas y amigos, lo que hice al final, más que nada por ver si, al darle libertad, acababa él encontrando diestro de mayor aguante.
No pasa nada. A lo mejor vuelvo otro día y rematamos la faena. Mientras tanto, hasta luego y adiós muy buenas, Majestad.