Meditaciones desde la calle, de Jairo del Agua. En palabras del autor, el camino para descubrir a Dios es el descenso al ser del hombre; la plenitud consiste en llegar a ser uno mismo. Y anoté igualmente otras frases suyas de gran interés para mí: la necesidad de priorizar la construcción y reparación del ser humano concreto, sin llegar a temer que un humanismo así se detenga en el hombre; el Espíritu se manifiesta en lo profundo de todo corazón humano.
A la postre, Jairo del Agua apuesta por una religión humanizadora, positiva, luminosa y alegre, porque piensa que el Evangelio es ante todo vida, una lección para cultivar el bien, y que la venida de Cristo tuvo como principal finalidad la de enseñarnos a ser humanos. La oración ha de servirnos, así, para reconocer nuestras limitaciones, nuestras aspiraciones y las necesidades de los otros; para conseguir una paz interior, un impulso para actuar bien, y para regenerarnos y fortalecernos en el encuentro con Dios. La auténtica religión nos lleva a ser autónomos y libres, adultos, y el verdadero cristianismo es un camino de humanización, de continuo progreso, de maduración y plenitud.