A mí me parece que la única esperanza de la humanidad reside en la magia. Siempre he detestado la realidad, pero es el único sitio donde se consiguen alitas de pollo. (…)

Bueno, siendo una persona que jamás estuvo interesada en dejar un legado, ¿qué puedo decir? Tengo ochenta y cuatro años; ya casi he pasado la mitad de mi vida. A mi edad, estoy jugando con dinero de la banca. No creo en un más allá y realmente no veo qué importancia pueda tener que la gente me recuerde como un cineasta o como un pedófilo o que no me recuerde en absoluto. Lo único que pido es que esparzan mis cenizas cerca de una farmacia.

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